PRESENTACIÓN Bladimir Viteri: anécdota y mollera Germánico Solís Todo inicio supone olvidar los traspiés y empezar el camino hacia la arisca felicidad. Decidí quedarme parado en esta bifurcación del tiempo, permitién-dome la vida encontrarme con el pintor y escultor ibarre- ño Bladimir Viteri Arce. Este atino de la existencia apro-bó el buen saludo, apretar las manos hasta no aguantar, sentir el abrazo fuerte de la amistad y hacer imposterga-ble el instante para hablar de arte. La buena charla, significa limpiar de parte y parte el arse-nal oxidado que guardamos en temas de filosofía, historia, música, antropología, sociología, pintura, escultura y gra-bado. De tal suerte que me dispuse a discernir el discurso de un afro descendiente ilustrado, de temple firme, con sentencias incólumes; convicciones ancestrales y contem-poráneas detalladas desde su parada, su cuello erguido, sus manos grandes y un alma invencible ...